El matrimonio Religioso

 ¿ Quién  constituyó el matrimonio ?

Dios instituyó el matrimonio desde un principio. Cristo lo elevó a la dignidad de sacramento a esta institución natural deseada por el Creador. No se conoce el momento preciso en que lo eleva a la dignidad de sacramento, pero se refería a él en su predicación. Jesucristo explica a sus discípulos el origen divino del matrimonio. “No habéis leído, como Él que creó al hombre al principio, lo hizo varón y mujer? Y dijo: por ello dejará a su padre y a su madre, y los dos se harán una sola carne”. (Mt. 19, 4-5). Cristo en el inicio de su vida pública realiza su primer milagro – a petición de su Madre – en las Bodas de Caná. (Cfr. Jn. 2, 1-11). Esta presencia de Él en un matrimonio es muy significativa para la Iglesia, pues significa el signo de que desde ese momento.

  la presencia de Cristo será eficaz en el matrimonio. Durante su predicación enseñó el sentido original de esta institución.

El concepto de matrimonio cristiano señala que se trata de la unión de un hombre y una mujer bautizados por una religión, que pactan libremente en edad adulta una alianza ante Dios y sus semejantes, con la intención de dar y recibir amor, así como procrear  y educación a sus hijos.

¿ Qué es  el matrimonio?


La Iglesia católica en concreto promueve que el matrimonio entre dos personas bautizadas es uno de los siete sacramentos, visto desde el  Antiguo Testamento como símbolo de la relación y el compromiso entre Dios y su pueblo.  En las formas en que las parejas casadas se cuidan y se entusiasman el uno por otro en la vida diaria, junto a sus hijos y la comunidad, se manifiesta un signo vivo(sacramento)
 





del amor predicado por Jesús. 

Fines del Matrimonio

Los fines del matrimonio son el amor y la ayuda mutua, la procreación de los hijos y la educación de estos. (Cfr. CIC no. 1055; Familiaris Consortio nos. 18; 28).

El hombre y la mujer se atraen mutuamente, buscando complementarse. Cada uno necesita del otro para llegar al desarrollo pleno como personas expresando y viviendo profunda y totalmente su necesidad de amar, de entrega total. Esta necesidad lo lleva a unirse en matrimonio, y así construir una nueva comunidad de fecunda de amor, que implica el compromiso de ayudar al otro en su crecimiento y a alcanzar la salvación. Esta ayuda mutua se debe hacer aportando lo que cada uno tiene y apoyándose el uno al otro. Esto significa que no se debe de imponer el criterio o la manera de ser al otro, que no surjan conflictos por no tener los mismos objetivos en un momento dado. Cada uno se debe aceptar al otro como es y cumplir con las responsabilidades propias de cada quien.


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